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ARTÍCULOS DE OPINIÓN SOBRE LA AGENDA CULTURAL DE ACTUALIDAD

María Ledesma de Castro/P.Flórez/Luis Melián/ Paul Boiroti/Candelaria R.Afonso
MADRID-MURCIA-VIENA-LAS PALMAS

MARÍA LEDESMA DE CASTRO .

14 FEBRERO  DE 2023

LA MOSCA (La Mouche)

Valérie Lesort y Christian Hecq / Théâtre des Bouffes du Nord


TEATRO

Estreno en España

Idioma: francés (con sobretítulos en español)
Duración: 1 h 40 min (sin intermedio)

FICHA ARTÍSTICA

Versión libre del relato breve de George Langelaan
Adaptación y dirección:
Valérie Lesort y Christian Hecq

Con:
Robert:
Christian Hecq de Comédie-Française
Marie-Pierre:
Valérie Lesort
Odette:
Christine Murillo
Inspector Langelaan:
Jan Hammenecker

Escenografía: Audrey Vuong
Diseño de iluminación:
Pascal Laajili
Composición y música:
Dominique Bataille
Guitarra:
Bruno Polius-Victoire
Vestuario:
Moïra Douguet
Artistas visuales:
Carole Allemand y Valérie Lesort
Concepción de vídeo:
Antoine Roegiers
Proyección de vídeo:
Eric Perroys
Atrezo: Manon Choserot y Capucine Grou-Radenez
Asistente de dirección: Florimond Plantier
Dirección técnica: Pierre-Yves Chouin

Producción: Centre International de Créations Théâtrales / Théâtre des Bouffes du Nord & Compagnie Point Fixe
Coproducción: Les Célestins, Théâtre de Lyon; Espace Jean Legendre – Théâtres de Compiègne; Le Grand R, Scène nationale de La Roche-sur-Yon
La Mouche en NOUVELLES DE L’ANTI-MONDE de George Langelaan © Robert Laffont



 Para poder abordar estas líneas de forma más completa, ha sido indispensable conocer en mayor profundidad el texto sobre el que se ha construido el hecho teatral propuesto por la compañía del Théâtre des Bouffes du Nord . 
 La Mosca de G. Langelaand se erige sin duda en la obra más representativa de un escritor de intensa vida en periodo de guerra, espionaje e incluso con una cirugía facial para preservar su identidad. Este pequeño preámbulo ayuda a situarnos ante un autor de amplia vivencia, próximo al mundo policial y militar, gusto por el mundo científico y por la ciencia ficción.
 La elección de la mosca como insecto que vertebra la historia, confiere a su vez un amplio espectro de sensaciones, fobias y prejuicios. Un insecto, que siendo común y en el mayor de los casos inofensivo, causa animadversión, repulsión e incluso terror. Su aspecto, su impredecible comportamiento y actitud, confunden y asusta al mismo tiempo.
 La transformación de la materia, la trasgresión de la ciencia lógica y el azar, se aúnan en un texto que mantiene la atención por lo inverosímil del relato.
 La adaptación teatral de este peculiar texto (anteriormente tratado en cine e incluso en una ópera), nos abre a su vez nuevas dimensiones contrapuestas, intencionadamente expuestas para provocar en el espectador, que deambula a lo largo de 1 hora y 40 minutos, entre la ternura, el estupor, la carcajada, el asco, la comprensión y el rechazo. Muchos sentimientos y sensaciones desarrolladas en una caja escénica cuidadosamente diseñada para la ocasión. 
 El planteamiento escénico es sencillo, que no simple. Dos espacios diferenciados que representan los dos mundos en los que se desarrolla la acción, guardando simetría y equilibrio suficiente para concentrarnos en lo que ocurre a través de cuatro personajes con un peso actoral importante.
 La utilización de la luz como único elemento generador de movimiento, al que se añaden periódicos oscuros totales, humos y efectos sonoros. Con una cotidianidad marcada por las acciones de una madre protectora, afable y cercana, que desde su hogar, una caravana, traza un día a día repleto de ternura, familiaridad y tolerancia ante una relación materno-filial repleta de simbolismo con la que el espectador llega a empatizar.
 En contraposición, pero sin estridencias, a la escena cándida del hogar cuidado y atendido primorosamente, nos encontramos el garaje-laboratorio del hijo. De nuevo una escenografía cuidada, con un estilo plenamente ubicado en la época en la que Langelaand concibió su texto.
 Una armonía escenográfica que tras el impacto inicial al ser descubierta desde el oscuro total de la sala, se repite una y otra vez, marcando un ritmo intrínseco que ayuda a concentrar la atención y el interés en lo que ocurre.
 Cuesta etiquetar la obra que se debate entre la función cómica de un excelente actor con grandes dotes de mimo, con gestos y movimientos que invitan a la extrovertida risa, la exagerada candidez de la madre, la premeditada sobreactuación del policía y la irritante actitud de la chica. Con una segunda dimensión que poco a poco va tomando cuerpo y que se va apoderando de la escena en la que hechos desagradables mostrados de forma explícita toman un carácter frívolo entendido de diversas formas por el público que atónito presencia la muerte simulada de un perro, el despelleje de un tierno conejo y el asesinato del policía.
 Detalles in crescendo a medida que se aborda la transformación del protagonista en una mosca. 
 Existe un punto de inflexión donde el delirio del tema ya no tiene retorno. El actor principal conduce la obra de forma magistral eliminando todo atisbo de ternura y candidez original, se obra el cometido final, la buscada transformación que si bien merecería un mayor trabajo a nivel de caracterización, se ve compensada con una puesta en escena y un estudiado patrón de movimientos que asemejan a los del insecto.
 Un desenlace rápido, incoherente y provocador que pilla desprevenido al espectador, que duda en aplaudir o en mantenerse a la espera de nuevos delirantes experimentos.
 Un número musical de baile entre el policía y la madre a modo de intermezzo, la aparición en las pantallas del laboratorio de la malograda chica y en el momento de los aplausos, el retorno del bien adiestrado perro, dejan un mejor sabor de boca.
 Como conclusión, una trabajo actoral digno de mención de los cuatro personajes, siendo destacada la interpretación del hijo y de la madre, realmente son el eje sobre el que orbita la historia. Una escenografía cuidada, efectiva y apropiada que permite atravesar las diversas fases sensoriales que ocurren en la escena. Dos animales vivos que confieren ternura y a la par provocan el mayor de los rechazos al ser teatralmente sacrificados. 
 Una caracterización deficiente de los personajes en su rol principal, el hijo tiene un aspecto excesivamente adulto, llegando a confundirse su edad, la madre y el policía mantienen la coherencia, la chica no consigue convencer tanto en su caracterización como en su interpretación.
 Luz y sonido correcto, efectivo y seguro, sin grandes pretensiones y con recursos “ad hoc” con la época en la que se desarrolla la acción. Quizá una mayor apuesta por técnicas más actuales hubiera ayudado a mantener esa línea teatral tan necesaria en una obra que pretenda trascender.
 


María Ledesma de Castro


    FOTOS: © Fabrice Robin


"EL ÍMBÉCIL" ALEX O´DOGHERTY


Tras un título de impacto, trasgresor e incluso insultante se esconde una función, un alegato y un auténtico acto de generosidad suprema de un actor entregado que desgrana en un laberinto de palabras entrelazadas una maestría digna del cómico antiguo, primigenio, sin aderezos. En solitario, frente a su público, que atónito observa como Álex O´Dogherty argumenta semejante ocurrencia. Ha de explicarnos a que se debe la elección de esa temática, ha de convencernos y ha de llevarnos a un terreno que a priori no comprendemos. 
Ser imbécil y medir sus palabras será el leitmotiv de su espectáculo, un salvo conducto que le permitirá entrar y salir indemne en todos los jardines, sin molestar ni ser molestado, perfecta combinación solo al alcance de maestros como él.
A esta temática une la interacción continua y desde un primer momento con su público, no deja pasar ni tres minutos para romper la cuarta pared y solicitar la complicidad y la participación de unos y otros, sin darnos cuenta estamos en sus manos. No nos pide nada complicado, solo decimos PAPA, solo eso, pero lo decimos con ganas, es increíble.
Sin apenas percibirlo nos adentramos en una nueva etapa, estamos ante un músico que interpreta creaciones improvisadas en directo mediante loops, con recursos de voz, teclado y percusión. Estos recursos son gravados en directo y superpuestos de manera que un solo hombre organiza toda una banda, “bravo”. Álex es un buen músico y lo hemos podido comprobar a lo largo del espectáculo en varias ocasiones.
Juegos de palabras, de frases, historias, chistes, bromas y continuas reflexiones que nos acercan irremediablemente a la persona, a un alma en continua búsqueda de una perfección personal que le lleva a empatizar con la esencia del ser humano, del espíritu del individuo. En ese lugar en el que todos conseguimos entendernos, respetarnos y por qué no, reírnos hasta de lo más sagrado, propio e intocable. 
Aparente simplicidad escénica que esconde un meticuloso trabajo de coordinación de luz, imagen y sonido impecablemente llevado por un técnico en perfecta sincronía con el actor. Una puesta en escena chirriante acompasada con un sencillo artilugio multiusos digno de un hombre orquesta de feria itinerante como único atrezzo y luces sorpresivas y a veces histriónicas solo superadas por flases de publicidad surrealista.
 A lo largo de más de 100 minutos Álex O´Dogherty va derribando una a una las barreras, nos va despojando de todas nuestras capas, nos va desnudando y sin duda nos va conquistando, no sin a cambio pagar un duro peaje de trabajo, esfuerzo y arduo e inteligente oficio que sin duda merece cada uno de los aplausos que el teatro Capitol el pasado sábado recibió a lo largo de la velada.
No desvelaré sus armas ni sus recursos, realmente no son tantos, Álex O´Dogherty se presenta ante nosotros tal y como es, un talento del humor, de la palabra, de la comunicación y de la reflexión, como él mismo dice, tardó mucho en escribir este espectáculo y sin duda se nota. 
“Somos lo que hacemos cada día. De manera que la excelencia no es un acto, es un hábito” (Aristóteles).

P.Flórez


TEATRO/MUSICAL . PRÓXIMO ESTRENO

EN PLENO PROCESO CREATIVO "EL ÁNGEL MALACARA", UN MUSICAL DIFERENTE DE PLENA ACTUALIDAD

Me he encontrado en pleno proceso creativo una producción que apunta maneras, por su originalidad, calidad y personas implicadas. EL ÁNGEL MALACARA-El Musical-. Sin duda una apuesta a tener en cuenta en la agenda cultural para todos los públicos. Una propuesta a estudiar.
P.B
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